Thursday, February 5, 2009

--" LA VIEJUCA "--


Mi infancia fué un caos en muchos sentidos, mi padre, un revolucionario fidelista siempre estaba para la "zafra", cortándo caña de azucar y mi madre al parecer muy "inmadura" aun para enfrentar la tarea de criar hijos me dejó al cuidado de mi abuela Margarita. Fué mi abuela en mis primeros y difíciles años de vida todo para mi, en esos primeros años se incluye mis enfermedades renales que estuvieron a punto de costarme la vida y al final la pérdida de un riñón; pero bueno a lo que voy es a esa relación tan especial con esa vieja bendita, con mi abuela Margot ó la "Viejuca" como yo la llamaba, era pequeñita, jorobada y activísima, de mente muy agil y cómica, ella te hacía reir facil, hasta cuando se enojaba, manejaba la burla con un don bastante especial y conmigo fué de oro; para envidia de mis primos, yo fuí su nieto predilecto, el único que hacía de ella lo que me daba la real gana, lo que más extraño de mi abuela son aquellas conversaciones sobre una Cuba antiquísima y sus versos serios y otros de doble sentido que me hacían reir como un bobo. Ya siendo casi un hombre, en mis años de adolescencia mi abuela Margarita volvió a ser nuevamente mi soporte en un periodo donde por diferencias con mi padre me marché de la casa, mi abuela era vida pura, nada que ver con la típica vijita achacosa, todo lo contrario y así fué hasta los ultimos días cuando falleció a los 94 años en La Habana.
Yo me encontraba en Miami y recibir la noticia de su muerte me llenó de pesar, entendiendo claramente que vivió los años suficientes como para ver crecer y multiplicarse su familia y tuvo la dicha de ser amada por esta.
Cerca de un mes despues de su muerte tuve un sueño "especial" con ella, me veía en su cuarto de la Habana Vieja, en el sueño la veía desde atrás del sillón de pajilla, la veía jorobada mucho más de lo común y casi sin moverse ( meses antes de morir sufrió un stroke ), le di la vuelta y podía ver su cara semi paralizada, su mano derecha como engarrotada, encogida. Me le acerqué a su cara, la llamé y no respondía, pensé llamar al rescate ¿en Cuba? y estando envuelto en esos pensamientos de pronto y a la velocidad de un rayo me tomó la cara con ambas manos, sentí mucho miedo y estaba completamente paralizado, no podía mover un dedo, hacía todo mi esfuerzo y era completamente imposible zafarse de la descomunal " fuerza " que mi abuela mostraba en ese sueño, al final me relajé, como que entendí como debía ser la cosa y me dejé llevar. Entonces ella, con su cara completamente pegada a la mía me dijo en un susurro:
----Mi nieto, Ivancito, solo vine a despedirme de ti, a decirte que te quiero mucho y que te cuides... y de pronto desperté de un salto con la sensación de estar aun entumido.
Nunca más he vuelto a soñar con ella, ni la he sentido de ninguna manera, salvo ahora mismo que escribo y me erizo de pies a cabeza, como si estuviera leyendo a mi lado.
He podido darme cuenta que este tipo de sueño tan especial y revelador solo me ocurre con personas de mi familia en los primeros días de su muerte y hasta hoy nada negativo ha pasado, todo lo contrario.
Y recuerden que todo, absolutamente todo lo escrito en este Blog es verdad y si lo plasmo aquí es siguiendo un impulso de darlo a conocer ya que hasta el día de hoy casi nadie sabía de estas historias e incluso a mi familia cercana se las he contado muy por "arribita".

Sunday, February 1, 2009

" NO PUEDES PASAR COMPAÑERO "

Desde niño he visto y sentido "cosas", hasta ahora todas muy positivas e ignoro el motivo y el fin de ese extraño "poder", de esa cualidad involuntaria de la que casi nunca hablo hasta ahora que la comparto con ustedes; solo personas muy cercanas conocen estas historias y si no las cuento es porque se que pocos van a creerlas y porque realmente no me interesaba mucho contarlas y si lo hago ahora es por si a alguien les sirven, pues he sentido un impulso de compartir estas experiencias reales, yo se que lo son y no le impongo a nadie que las crea.

Mi abuelo materno, Isaías de la Torre Escofet fué un hombre muy especial en mi vida, como la mayoría de los abuelos, me complacía en casi todo, me malcriaba a más no poder y yo disfrutaba conversar con él horas enteras cuando de la mano me llevaba de paseo por la bella Habana Vieja, su Malecón y su Prado. De su mano firme caminaba yo sobre el muro del Malecón y juntos disfrutábamos de la brisa del Atlántico que rompe sobre la capital de Cuba, mi abuelo era un completo caballero, nunca le faltaba una frase bella a una dama, una mano para ayudar, una flor para mi abuela Margarita; hasta un día me dió una lección de humanidad que jamás se me olvidó y fué en la calle "Obispo", delante de nosotros iba un padre con su hijo, regañándolo fuerte porque el muchachito había dejado caer $10 pesos que el papá le dió a guardar, vi a mi abuelo sacar $10 pesos de su billetera y dárselos al hombre diciéndole: "Yo vi cuando el dinero se le salió del bolsillo al niño, no lo regañe más"; vi la mirada agradecida del pequeño y aprendí que no toda mentira es mala, que hay mentiras que vienen del cielo.
El 6 de julio de 1976 murió mi abuelo, yo tenía 8 años y volvió a ocurrirme algo muy parecido a lo que me pasó con mi hermana Norkita, nuevamente en un sueño "especial" vino mi abuelo y:

Me vi en un bosque de abedules, arboles enormes con el tronco veteado de dos ó más colores, de hojas entre verdes y grises, en el sueño yo iba caminando al lado de mi abuelo que vestía camisa blanca y unos pantalones cremas, lo veía como en sus mejores tiempos, alto, elegante, de esa frente ancha de pensador ajedrecista que era. De pronto mi abuelo apretó la marcha, caminaba tan rápido que muy pronto estuvo bastante lejos de mi, yo hacía lo posible por alcanzarle pero era completamente inutil; entonce vi en ese bosque de abedules como una división frente a mi, una linea casi imperceptible que dividía ese bosque a la mitad, mi abuelo la atravesó, yo que venía corriendo detrás también llegué a la misma linea y para mi sorpresa choqué como contra un muro acolchonado pero completamente invisible, si pude darme cuenta que del otro lado de esa linea divisoria, el bosque era el mismo pero con un color diferente, como ligeramente brumoso y las hojas caían de las ramas como si fuese el otoño.
Al no poder avanzar más le grité a mi abuelo y él se viró y en su cara había esa mirada tierna que le ponemos a los niños cuando son incapaces de comprender bién algo y me dijo:--.." No, no compañero, aun no puedes pasar, mira ves ese camino largo y vi un sendero muy largo frente a mi; bueno compañero, cuando llegues al final yo te estaré esperando, mientras se bueno, haz las cosas bién..." y un montó de cosas más que no recuerdo y espero que estén grabadas en mi subconciente; luego mi abuelo se viró y comenzó a caminar diciendo adios con su brazo derecho en alto pero sin mirar más hacia atrás.
Desperté asombrado, pero jamás he vuelto a soñar con mi abuelo, como tampoco con mi hermana y no lloré más su muerte. Son "cosas" muy especiales que guardaré siempre y que me han quitado el miedo a la muerte, aunque no a la manera de morir, pero después de estas experiencias estoy seguro de la inmortalidad del alma y la grandiosidad de un mundo que está a nuestro lado y no vemos ó no deseamos ver.

--FELICIDADES YAYI--



La tarde del 1ro de febrero de 1975 fué muy especial para mi, había quedado solo despues de la muerte de mi hermana y los días para mi pesaban como plomo. 9 meses antes mi mamá había quedado en estado y esa nueva criatura debía llegar no para ocupar el espacio de la niña muerta, pero si para ocupar nuestras mentes en cosas positivas, el cuidado de una criatura inocente no borraría recuerdos, claro está; pero nos obligaría a todos a poner otra vez los pies en el piso. Nuevamente era sábado y otra vez mi familia se movilizaba a un hospital, solo que esta vez era para ver surgir la vida, esta vez era una bienvenida.

Mi hermanito llegó pasadas las 4 pm, bello, completamente calvo y gordito, la piel llena de pequeños pellejitos que me asustaron pero me aseguraron que pronto estaría todo bién.

Así llego al mundo Erik, mi hermano más pequeño, el bebito que por cuesti0nes del destino lo tuve que criar yo practicamente, hoy el "Yayi", como lo llamamos, cumple 34 años y es un gran hombre, amante de su familia y se le sobra amor para con sus hijos Shiry y Erito.

A mi hermano hoy, muchas felicidades y que Dios te siga bendiciendo a ti, tus hijos y tu esposa.